La tragedia que no tenía que pasar: a 12 años de Ingrid y Manuel, persiste el abandono en Tierra Caliente

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A 12 años del paso de los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel, los estragos en la región de Tierra Caliente siguen presentes en la memoria colectiva y en la infraestructura apenas reparada o aún pendiente. Aunque oficialmente no se reconocieron fallecimientos en algunas zonas, pobladores aún recuerdan las pérdidas humanas, materiales y el colapso de viviendas y cultivos.

Fue en septiembre de 2013 cuando el desbordamiento del río Balsas devastó comunidades enteras. En la región de Tierra Blanca, municipio de Pungarabato, el entonces presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Ángel Aguirre Rivero acudieron a la zona, prometiendo la reconstrucción del puente Miguel Alemán, severamente dañado por la creciente del río. La obra, según registros oficiales, tuvo un costo de 518 millones de pesos, cifra que en su momento fue duramente cuestionada por actores políticos como Catalino Duarte Ortuño, entonces diputado federal.

“Con esa cantidad pueden hacer cinco puentes de 100 millones cada uno”, dijo Duarte en ese momento, aunque posteriormente guardó silencio ante otras irregularidades, como la pintura superficial de vialidades para simular reparaciones.

Algunos testimonios en la región aseguran que parte de la tragedia fue provocada por la presunta apertura irresponsable de las compuertas de la presa El Caracol, lo cual sigue siendo tema de controversia. Lo cierto es que las lluvias torrenciales y las decisiones institucionales dejaron una huella de desconfianza y abandono.

Entre el recuerdo y el desencanto político

Lo que comenzó como un desastre natural se ha convertido en un símbolo de la negligencia institucional. A través de redes sociales, ciudadanos debaten hoy sobre las causas de fondo, la falta de seguimiento a obras públicas y el uso político de la tragedia. Aunque algunas voces responsabilizan retrospectivamente al actual presidente Andrés Manuel López Obrador, otros usuarios recuerdan que en 2013 Morena aún no era gobierno federal y que el contexto estaba marcado por la transición política derivada del hartazgo social frente al PRI y al PAN.

La conversación digital refleja un profundo desencanto con la clase política en general. Mientras algunos defienden la esperanza que representó la alternancia de Morena en el poder, otros denuncian la corrupción actual y la inacción ante el deterioro de carreteras, puentes y caminos.

“Hoy tenemos unos puentes chiquitos que hasta la fecha no arreglan, las carreteras están desechas y los funcionarios de Morena no saben qué hacer”, escribió una usuaria en Facebook.

Una deuda histórica que no se ha saldado

El caso del puente Miguel Alemán y las secuelas del desastre de Ingrid y Manuel se han convertido en un recordatorio incómodo de la fragilidad institucional, la falta de mantenimiento a la infraestructura y la utilización política del dolor social.

Doce años después, muchas comunidades siguen sin recibir la atención prometida. La memoria de los días de angustia permanece viva en la región, y con ella, la exigencia de una política pública más allá de la fotografía, las promesas y los bandos partidistas.

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