El Marinabús llega a Acapulco… pero como un negociazo, no como atracción turística

El polémico Marinabús arribó a las costas de Acapulco, pero lejos de beneficiar al turismo, ha generado denuncias por presuntas irregularidades y corrupción. El proyecto implicó una inversión de 190 millones de pesos para una lancha que, según críticos, “ni el Titanic en sus últimos momentos podría justificar”.
Prestadores turísticos de la región denunciaron que “no es inversión, es una imposición que nunca consultaron con el puerto”, señalando que el proyecto carece de transparencia y planeación acorde a las necesidades locales.
Entre permisos exprés, fines turísticos turbios y ausencia de legalidad, los nombres que han surgido como responsables son Sebastián Ramírez, director de Fonatur, y el diputado federal Javier Taja, quienes, según los denunciantes, siguen adelante con el proyecto sin tomar en cuenta a quienes viven del turismo.
El mensaje de la ciudadanía y los prestadores turísticos es claro: si no escuchan al pueblo, habrá oleaje… y movilizaciones para exigir transparencia y rendición de cuentas.